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Cáncer Colorrectal

El cáncer de colon y recto, o cáncer colorrectal, es una causa importante de muerte en nuestro país, siendo en general diagnosticado en etapas avanzadas cuando aparecen las molestias características de la enfermedad. A pesar de que puede ocurrir a cualquier edad, la mayoría de los pacientes tienen entre 50 y 70 años al momento del diagnóstico. Algunas personas tienen mayor riesgo de presentar un cáncer colorrectal, entre los que se encuentran los familiares de pacientes con pólipos o cáncer de colon o recto, presentar alguna enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa), o ciertas condiciones hereditarias, tales como la poliposis adenomatosa familiar o el llamado Síndrome de Lynch (cáncer colonrectal hereditario no polipósico).

La mayoría de los cánceres colorrectales nacen de una lesión denominada pólipo, que es una elevación de la pared del intestino formado por células que crecen y se multiplican con mayor rapidez que el resto de las células. Al crecer, los pólipos se pueden transformar en cáncer, es decir, que tienen la capacidad de invadir la pared completa del intestino, e incluso esparcirse hacia otros sitios del organismo, lo que es conocido como metástasis.

Los síntomas más frecuentes aparecen en la fase avanzada de la enfermedad y pueden ser los siguientes: cambios en los ritmos intestinales, diarrea o sensación de tener el vientre lleno, estreñimiento, sangre en las heces, dolor o molestia abdominal y baja de peso sin causa aparente, entre otros.

Para prevenir el cáncer colorrectal, la medida más efectiva es realizarse una colonoscopía desde los 50 años o algún otro método de detección precoz (como el test de sangre oculta en deposiciones). Si durante la colonoscopía se detecta la presencia de algún pólipo, éste debe ser removido y enviado a biopsia. Otras medidas menos efectivas, pero igualmente recomendables, son aumentar la fibra en la dieta, y disminuir el consumo de grasas y carnes rojas, además de suspender el tabaco.

Cáncer de colon: La mayoría de los cánceres colorrectales se ubican en el colon. La resección del segmento de colon que contiene el cáncer, junto con los vasos sanguíneos y los ganglios linfáticos, es el tratamiento más habitual. El tipo de procedimiento en general depende de la ubicación del tumor. Así, los tumores de colon derecho y transverso requieren una hemicolectomía derecha y los del colon izquierdo y sigmoides una hemicolectomía izquierda. En casos en que el paciente presente más de un cáncer de colon al mismo tiempo, es necesario una colectomía total, es decir, remover todo el colon. Todos estos procedimientos es posible hacerlos por vía laparoscópica. Si la enfermedad presenta ramificaciones (metástasis), o si la biopsia informa un tumor muy avanzado, es probable que el paciente requiera quimioterapia para completar su tratamiento.

Cáncer de recto: El recto es la porción del aparato digestivo que se comprende los últimos 15 centímetros del intestino y se ubica en la cavidad pelviana, por lo que el procedimiento para remover el recto es de mayor complejidad. Dependiendo de la altura del tumor en relación al ano, las alternativas de tratamiento son la resección local del tumor, la resección anterior del recto o una resección abdomino-perineal (operación de Miles). Todos estos procedimientos es posible hacerlos por vía laparoscópica. La mayoría de las veces, el intestino se puede reconectar, y así mantener el tránsito normal. Sin embargo, en otras ocasiones no se puede reconectar y es necesario dejar una “ostomía”, es decir, un segmento de intestino pegado a la pared abdominal por donde saldrán las deposiciones. Esta ostomía puede ser temporal o definitiva. En ocasiones, es necesario recibir radioterapia y quimioterapia antes de la cirugía para mejorar el pronóstico. Si el tumor está ramificado, además puede necesitar quimioterapia complementaria luego de la cirugía.